"Miércoles.
Lo primero de todo es tener una máquina que
a uno le guste, la que más le guste a uno, porque se trata de estar
contento con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos y el
instrumento es clave para el que hace un oficio, y que sea el mínimo,
lo indispensable y nada más. Segundo, tener una ampliadora a su gusto,
la más rica y simple posible (en 35 mm. la más chica que fabrica LEITZ
es la mejor, te dura para toda la vida).
El juego es
partir a la aventura, como un velero, soltar velas. Ir a Valparaiso, o a
Chiloé, por las calles todo el día, vagar y vagar por partes
desconocidas, y sentarse cuando uno está cansado bajo un árbol, comprar
un plátano o unos panes y así tomar un tren, ir a una parte que a uno
le tinque, y mirar, dibujar también, y mirar. Salirse del mundo
conocido, entrar en lo que nunca has visto, DEJARSE LLEVAR por el gusto,
mucho ir de una parte a otra, por donde te vaya tincando.
De a poco vas encontrando cosas y te van viniendo imágenes, como apariciones las tomas.
Luego
que has vuelto a la casa, revelas, copias y empiezas a mirar lo que
has pescado, todos los peces, y los pones con su scotch al muro, los
copias en hojitas tamaño postal y los miras. Después empiezas a jugar
con las L, a buscar cortes, a encuadrar, y vas aprendiendo composición,
geometría. Van encuadrando perfecto con las L y amplias lo que has
encuadrado y lo dejas en la pared.
Así vas mirando, para ir viendo.
Cuando
se te hace seguro que una foto es mala, al canasto al tiro. La mejor
las subes un poco más alto en la pared, al final guardas las buenas y
nada más (guardar lo mediocre te estanca en lo mediocre). En el tope
nada más lo que se guarda, todo lo demás se bota, porque uno carga en
la psiquis todo lo que retiene.
Luego haces gimnasia, te
entretienes en otras cosas y no te preocupas más. Empiezas a mirar el
trabajo de otros fotógrafos y a buscar lo bueno en todo lo que
encuentres: libros, revistas, etc. y sacas lo mejor, y si puedes
recortar, sacas lo bueno y lo vas pegando en la pared al lado de lo
tuyo, y si no puedes recortar, abres el libro o las revistas en las
páginas de las cosas buenas y lo dejas abierto en exposición.
Luego
lo dejas semanas, meses, mientras te dé, uno se demora mucho en ver,
pero poco a poco se te va entregando el secreto y vas viendo lo que es
bueno y la profundidad de cada cosa.
Sigues viviendo
tranquilo, dibujas un poco, sales a pasear y nunca fuerces la salida a
tomar fotos, por que se pierde la poesía, la vida que ello tiene se
enferma, es como forzar el amor o la amistad, no se puede. Cuando te
vuelva a nacer, puede partir en otro viaje, otro vagabundeo: a Puerto
Aguirre, puedes bajar el Baker a caballo hasta los ventisqueros desde
Aysén; Valparaiso siempre es una maravilla, es perderse en la magia,
perderse unos días dándose vueltas por los cerros y calles y durmiendo
en el saco de dormir en algún lado en la noche, y muy metido en la
realidad, como nadando bajo el agua, que nada te distrae, nada
convencional. Te dejas llevar por las alpargatas lentito, como si
estuvieras curado por el gusto de mirar, canturreando, y lo que vaya
apareciendo lo vas fotografiando ya con más cuidado, algo has aprendido
a componer y recortar, ya lo haces con la máquina, y así se sigue, se
llena de peces la carreta y vuelves a casa.
Aprendes foco,
diafragma, primer plano, saturación, velocidad, etc. aprendes a jugar
con la máquina y sus posibilidades, y vas juntando poesía (lo tuyo y lo
de otros), toma todo lo bueno que encuentres, bueno de los otros.
Hazte una colección de cosas óptimas, un museito en una carpeta.
Sigue
lo que es tu gusto y nada más. No le creas más que a tu gusto, tu eres
la viday la vida es la que se escoge. Lo que no te guste a ti, no lo
veas, no sirve. Tu eres el único criterio, pero ve de todos los demás.
Vas aprendiendo, cuando tengas una foto realmente buena, las amplias,
haces una pequeña exposición o un librito, lo mandas a empastar y con
eso vas estableciendo un piso, al mostrarla te ubicas de lo que son,
según lo veas frente a los demás, ahí lo sientes. Hacer una exposición
es dar algo, como dar de comer, es bueno para los demás que se les
muestre algo hecho con trabajo y gusto. No es lucirse uno, hace bien,
es sano para todos y a ti te hace bien porque te va chequeando.
Bueno, con esto tienes para comenzar. Es mucho vagabundeo, estar sentado debajo de un árbol en cualquier parte.
Es un andar solo por el universo.
Uno nuevamente empieza a mirar, el mundo convencional te pone un biombo, hay que salir de él durante el período de fotografía."
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